Película catastrófica con situación límite: sólo un enorme edificio se salva de la destrucción sísmica. Considero que es una alegoría acerca del tema de la migración y de la mala distribución de los bienes del planeta Tierra, como asimismo la búsqueda de la salvación en el egoísmo y el totalitarismo…
Por José Blanco Jiménez
(JOBLAR)
Círculo de Críticos de Arte de Chile
Hay que entrar en el juego para seguir la trama improbable de esta película coreana, que pretende que un grupo de sobrevivientes de un terremoto debe organizarse para no perecer.
Digo esto porque el relato transcurre en Seúl, que es la cuarta economía metropolitana del mundo con un área que contiene unos 24,5 millones de habitantes, siendo la cuarta más grande del mundo.
Naciones Unidas, en 2012, calificó su calidad de vida por encima de New York, Londres y Melbourne.
Se puede aceptar que un gran terremoto derrumbe todo, menos el edificio Hwang Gung de departamentos, pero lo difícil es que ya no exista un gobierno central ni fuerzas estatales que puedan tomar cartas en el asunto.
Las panorámicas (la película merece ser vista en IMAX), muestran una desolación total. Pero, ¿y el resto del país? ¿Y el resto del mundo?
Hay que estar, por lo tanto, en el juego de la ficción y aceptar que los sobrevivientes se organicen para repeler a la turba que también cree que tiene derecho a vivir. Y —a partir de allí—, es que yo pienso que se desarrolla una alegoría, que tiene que ver con la actual crisis migratoria y la mala distribución de los bienes del planeta Tierra.
Al igual que cualquier país “desarrollado”, los residentes —que se apoyan en un líder que se impone por sobre los demás y cuya legitimidad en un principio nadie duda—, imponen reglas que impiden el ingreso de “forasteros”. Éstos no son un aporte, sino una amenaza en esta sociedad que nada produce y sólo consume. Sometidos a la regresión que implica la crítica situación (como ya expuse en mi comentario de Catástrofe en Corea), nuevas reglas bloquean la trashumancia y la situación es cada vez más tensa.
No voy a contar más. Está claro que, en este nuevo grupo societario, también habrá disidentes y nuevas esperanzas. Es el riesgo del totalitarismo el que debe ser tomado en cuenta: la lucha de clases ha cedido el lugar a la lucha entre los que manejan los recursos más allá de los medios de producción; el temor a la delincuencia puede generar monstruos que deben ser tolerados ante un mal mayor. Todo apoyado por el “sálvese quien pueda”, la delación y la humillación.
Se trata, obviamente, de una película distópica, pero que es absolutamente coherente con los últimos éxitos del cine coreano: Parasite y Estación Zombie. Es decir, se cuestiona el status quo y la paranoia que desatan el individualismo que sirve de soporte al neoliberalismo. Sin embargo, queda una esperanza y una reserva moral que nunca debería perderse.
(Konkeuriteu yutopia. Corea del Sur, 2023).
TRAILER DEL FILM:
“SOBREVIVIENTES DESPUÉS DEL TERREMOTO”
DISTRIBUCIÓN:
Bf Distribution
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