Los riesgos de la fama de un “don Nadie” que se transforma en protagonista de sueños ajenos. Una comedia negra bien confeccionada con algunos reparos sobre el intérprete, que probablemente no molestarán al público…
Por José Blanco Jiménez
(JOBLAR)
Círculo de Críticos de Arte de Chile
Un buen guión en el que se nota la influencia de Ari Aster, que la produce. Campea el estilo surrealista de Hereditary (2018), Midsommar (2019), y Beau tiene miedo (Beau is Afraid, 2023).
Pero también está El Origen / Inception de Christopher Nolan (2010), que se impone por su estilo y valor estético. Y, necesariamente, debo agregar al Freddy Krueger de Pesadilla en lo profundo de la noche (A Nightmare on Elm Street, de Wes Craven, 1984), junto a sus secuelas, pero sólo porque la película deriva en una parodia de dudosa calidad.
La acción se concentra en Paul Matthews, un profesor de biología casado con Janet (Julianne Nicholson), y padre de dos hijas, Hannah (Jessica Clement) y Sophie (Lily Bird).
Su monótona existencia se refleja a la perfección en una de sus clases donde, entre el aburrimiento de l@s alumn@s, trata de demostrar que las cebras tienen rayas para mimetizarse en el grupo y rehuir a los depredadores.
Resulta evidente que es también su caso, con una existencia gris y la esperanza de publicar un libro que aún no ha escrito acerca de las hormigas.
Sin embargo, el prólogo de la película anuncia que su vida va a tener un vuelco. Se trata de un sueño que tiene su hija menor en el que Paul permanece indiferente, mientras ella es secuestrada desde el cielo después que un llavero cae destrozando una mesa con cubierta de vidrio y un zapato se precipita en la piscina del patio.
Es el comienzo de una serie de sueños en los que él está presente sin intervenir y mucha gente empieza a contactarlo, porque lo reconoce. Se transforma así en un fenómeno en las redes sociales y su vida cambia, pero cambia también su actitud, que se vuelve proactiva.
Es así que —como suele suceder—, de la fama pasa a ser una “persona non grata” y temible. Algunos se interesan por sacar un provecho comercial de la situación y empiezan a conseguirlo, pero su vida se transforma en un infierno. En efecto, todas y todos empiezan a rehuirlo, además que no está preparado para enfrentar situaciones, como cuando una jovencita lo acosa sexualmente y se le salen ventosidades junto a una eyaculación precoz. Definitivamente no está preparado para ser famoso y lo pagará caro.
Se trata de una alegoría acerca de lo feliz que puede ser una persona mientras pasa inadvertida: el “doppelganger” es —por definición—, un arma de doble filo que puede siempre volverse en contra. Sobre todo, cuando la tranquilidad familiar se hace trizas y se tiene conciencia de lo que se tenía y ya no se tiene.
Un buen esfuerzo cinematográfico que escarba en la fuga de la realidad, producida por la ilusión de poder entrar y viajar en los sueños ajenos.
Una persona honesta y éticamente correcta puede transformarse en objeto de todo tipo de fantasías, pero también despertar todas las animadversiones que yacen en el inconsciente.
Agrego sólo una opinión muy personal: Nicolas Cage, sobrino de Francis Ford Coppola, a sus 60 años y con cinco matrimonios a cuestas, no es carismático como un Robin Williams. En ciertos momentos, baja su nivel al de Ben Stiller, Adam Sandler o Chevy Chase. Creo que no necesito decir más y reconozco —con todo respeto—, que igualmente ellos tienen su público.
(Dream Scenario. USA, 2023)
TRÁILER DEL FILM:
“El hombre de los sueños”
DISTRIBUCIÓN:
Cinépolis
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