Basada en hechos reales, la película presenta los acontecimientos que ocurren en una mansión que actualmente se puede visitar y que fue construida para albergar a las víctimas de los rifle Winchester.
Por JOBLAR
Miembro del Círculo de Críticos de Arte de Chile
La Mansión Winchester existe realmente en San José, California, y constituye una atracción turística como “la casa más embrujada del mundo”.
Sarah Winchester (Helen Mirren), que falleció en 1922, era la viuda del hijo del fundador de la fábrica de armas Winchester Repeating Arms Company, con el cual tuvo una hija, Annie, que murió de corta edad. Cuando el marido también falleció de tuberculosis, en 1881, se convenció de que una maldición se había abatido sobre la familia.
Después de consultar a un médium, decidió iniciar —en 1884 y trabajando 24 horas todos los días del año— la construcción de una casa para albergar a todos los espíritus de las víctimas de las carabinas (que se calcula son ya unos ocho millones).
Llevaba un archivo de todas las muertes y los gastos se lo permitían su herencia de 20 millones de dólares y la propiedad de la mitad de la empresa.
La película empieza justamente cuando el Consejo de Administración de la Winchester, temiendo por la suerte de la Compañía, resuelve mandar al Dr Eric Price, un alienista (Jason Clarke), para que emita un informe acerca de la salud mental de Sarah. Éste es adicto al láudano y vive una existencia disoluta después de la muerte de su esposa.
Acepta por el dinero que se le ofrece, pero pronto descubre que la viuda pidió su participación y que ella sabe más de su vida de lo que él sospechaba. Se va a transformar en su aliado en la lucha contra esos espíritus que han invadido la casa y, sobre todo, contra uno que amenaza a Henry (Finn Scicluna-O’Prey), hijo de Marion (Sarah Snook), sobrina de la protagonista. En tanto, se producirá el terremoto del 18 de abril de 1906.
Helen Mirren está soberbia y su severo luto, con tanto de velo sobre el rostro, provoca más respeto que miedo. Porque no se trata de una película de terror, sino de misterio, que describe hechos de difícil explicación y ciertos golpes de escena resultan gratuitos.
Entre tantas “actividades paranormales”, “conjuros” y “poltergeists”, hay temas más de fondo. Por ejemplo, está el de la fortuna ganada con un instrumento de muerte y hasta qué punto es responsable el que lo ha creado y vendido. Price es testigo de cómo Sarah, en estado de trance, dibuja la ambientación de un cuarto que reproduce el lugar de muerte de uno de los espíritus que rondan la casa. Y ella también sabe que Eric tiene capacidades especiales, que prefiero no revelar, pero que recuerdan a M. Night Shyamalan.
Otro tema es el del porte indiscriminado de armas que, en el caso de Estados Unidos, provoca masacres indiscriminadas e irracionales. Creo que los directores Michael y Peter Spierig, aunque no lo dicen, lo deberían tener presente.
(“Winchester – The House That Ghosts Built”, USA, 2018)
TRAILER DEL FILM:
“LA MALDICIÓN DE LA CASA DE WINCHESTER”
Producción:
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