Película chilena que, para mi gusto, detrás de su aparente simplicidad, esconde un mensaje que no todo el público podrá digerir inmediatamente…
Por José Blanco Jiménez
(JOBLAR)
Cuando critiqué Desastres naturales, hace casi una década, hice notar que Bernardo Quesney había evidenciado la crisis de la educación chilena con particular eficacia. Ahora creo que, sirviéndose de una historia aparentemente simple y anecdótica, consigue poner el dedo en la llaga en cuanto a varios problemas socioculturales que ayudarían a explicar —entre otras vicisitudes—, por qué una ciudadanía que exigió una nueva Constitución la rechazó cuando fue plebiscitada.
Gioconda Martínez (una excelente Amparo Noguera que es capaz de interpretar a una pésima actriz), tuvo su cuarto de hora durante la dictadura con el personaje televisivo de “La huachita”, que sirvió para unir al país, y tal vez cualquier referencia a “La cuatro dientes” es puramente casual. Su frase emblemática era “Dios le da pan a quien no tiene dientes”.
Ahora, medio olvidada por el público, quiere montar una obra de teatro a partir de “La Araucana”, de Ercilla, y se ve obligada a intentarlo en San Felipe, su ciudad natal, con el apoyo del alcalde (Pablo Schwarz) y un elenco compuesto en su mayoría por aficionados más su hermana Atenea (una siempre excelente Catalina Saavedra), que en un principio no está muy de acuerdo, pero que después decide tomar las riendas de la producción.
No faltan los disidentes, que dejan en claro cómo es difícil en Chile tratar de montar cualquier obra (no sólo de teatro), porque es siempre difícil ponerse de acuerdo y —al final— se necesita una voz autoritaria que ponga orden. Y esta preparación acerca del poema épico fundador es una nueva prueba de ello, puesto que llega un momento en que todo se va por la borda.
Lo difícil de la democracia es participar con responsabilidad.
Y así, como es necesaria la presencia de un líder, también es difícil aceptar la multiculturalidad. Ya para muchos es un problema aceptar la presencia del pueblo mapuche, pero que en la obra dramática esté representado por haitianos puede ser insoportable. Todo esto sin considerar que en la obra de Ercilla los españoles son “los buenos” y que en la obra de teatro se denuncia que éstos respetaron los pactos, pero no los chilenos que “pacificaron la Araucanía”.
Si la geografía chilena ha permanecido como tal, parece que también la historia y sus protagonistas. Ésa que fue la oficial de los programas de enseñanza tiende a mantenerse a pesar de los esfuerzos de algunos y algunas que, desgraciadamente, no están preparados ni preparadas para hacerlo.
En el fondo, la secuencia en que un niño en un concurso canta mexicano produce vergüenza ajena, pero también es significativa de una cierta tendencia a valorar lo extranjero y a no apoyar lo verdaderamente chileno.
Porque si lo verdaderamente chileno son las groserías y los “garabatos”, esta película —para mi gusto—, tiene demasiados. Creo que la comicidad del “Picaresque” y del “Humoresque” ya pasaron. No se es “cartuchón”, por pretender ser coloquiales sin ser ordinarios.
(Historia y geografía. Chile, 2024).
TRAILER DEL FILM:
“Historia y Geografía”
PRODUCCIÓN:
Storyboard Media
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