El cierre de una fábrica en Francia deja en claro que, en el mundo de la supremacía de las transnacionales, la antigua lucha de clases marxista ya está vencida por el capital. Una ficción que se empezó a vivir mucho antes en Chile…
Por JOBLAR
Miembro del Círculo de Críticos de Arte de Chile
Los hechos podrían haber ocurrido en Chile y habría habido sólo una diferencia: los empresarios estaban respaldados por las bayonetas de un gobierno cívico-militar, que jibarizó el Estado y acalló los movimientos obreros cerrando las industrias.
Me acuerdo de un chiste aparecido en la revista italiana “Panorama” en los años ‘70. Ante la pregunta de los resultados de un sondeo acerca de los problemas universitarios, había una clara respuesta: la solución era “¡abolir los estudiantes!”.
Es un chiste que, en nuestro país, resultó verdad así como también la “libertad para elegir”, la “movilidad laboral” y la “desindexación de las remuneraciones”. O sea, el paraíso del neoliberalismo, promovido por los Chicago Boys y hecho realidad por la “Concertación por la Democracia” que trajo “la alegría” después del triunfo del “No”, con el que simplemente se le quitó el epíteto de “militar” a la dictadura.
Stéphane Brizé sostuvo en su reunión con la prensa que su película no es un documental, sino una ficción en la que ninguna frase o situación resulta improvisada.
La fábrica Perrin, especializada en piezas de automóviles y que forma parte de un grupo alemán, resuelve cerrar sus puertas después de dos años en los que se ha comprometido a conservar los puestos de trabajo por lo menos por los sucesivos cinco años. Y, además, fue una promesa que le permitió rebajar costos, puesto que los trabajadores aceptaron trabajar más y renunciar a los incentivos de producción.
Ante el incumplimiento de lo prometido y la amenaza de la cesantía, los “proletarios” recurren a un mecanismo teorizado en el siglo XIX: la huelga y la “toma” de la fábrica. Pero —en estos tiempos de “fin de la historia y de las ideologías”— el único que vence en la “lucha de clases” es el capital, que se funda en la ley del mercado. Y el mercado “es cruel”, como sentenció un presidente chileno, que también garantizó justicia “en la medida de lo posible”.
No soy un spoiler si anuncio que la crisis va a terminar mal. Brizé es particularmente eficaz en mostrar toda la retórica y la dialéctica que se pone en juego para no cumplir con la palabra dada, victimizando al “héroe titánico”, al nuevo Héctor troyano (en griego significa “defensor”), que terminará inmolándose por su causa perdida.
¡Sí! Porque se trata de una ficción, pero tiene pantallazos de actualidad. Como no es ficticio que cada día, en esta guerra, diversos sistema políticos “democráticos” amparan la despiadada supremacía de las transnacionales.
(“En Guerre”. Francia, 2018)
TRAILER DEL FILM:
“LA GUERRA SILENCIOSA”
PRODUCCIÓN
Mont Blanc Cinema