Una relación adúltera se transforma en una peligrosa cuestión de Estado en la ciudad de Jerusalén, dividida, asfixiada y llevada a la paranoia por las sospechas de los servicios secretos…
Por JOBLAR
Miembro del Círculo de Críticos de Arte de Chile
Pero no es lo mismo mantener una relación de este tipo en una ciudad como Jerusalén, dividida en dos sectores, con un ejército listo para reprimir cualquier intento sedicioso y servicios secretos paranoicos que vigilan todos los aspectos de la vida pública y privada.
Saleem imprudentemente lleva a Sarah a una entrega en Belén. Un altercado en un bar provoca que lo denuncien ante el servicio palestino por “introducir prostitutas judías” fuera de Jerusalén. Para zafarse de la acusación, un importante representante palestino lo hace firmar un documento en el sentido de que cumplía una misión. Pero nada, absolutamente nada, escapa a los israelitas, que lo arrestan.
De allí para adelante, del disfrute se pasa al padecimiento. Ninguno de los amantes quiere perjudicar al otro. Sarah es la esposa de un coronel del ejército israelita, que hasta ese momento tiene una muy buena carrera y que se verá perjudicado. En cambio, los palestinos quieren hacer pasar a Saleem como un héroe de su causa (¡y no lo es!).
No se trata de un relato shakesperiano ni kafkiano. Aquí no hay personas que se aman hasta la muerte ni que están sometidas a un sistema incomprensible y que está por encima, muy lejos, de ellos. Simplemente, son las víctimas de una paranoia provocada por una ciudad dividida de manera abusiva en las que todos sospechan de todos. Es una paranoia que no sólo abarca el ámbito individual sino también el social, el político, lo humano, la justicia, el poder y la libertad.
Importante es el rol femenino: la amante es sanguínea (por usar un eufemismo) y la esposa es una joven de gran personalidad, que oculta sus hermosos cabellos con la burka para salir a la calle, pero que no tiene impedimentos si se trata de defender a su hombre y —luego de saber el engaño— de defender al padre de su hijo. Pero hay un tercer personaje: una abogada, que defiende al acusado de manera muy profesional y que es la única que puede obtener su libertad.
Buen trabajo de los hermanos Muayad (director) y Rami Musa Alaya (guionista) que, con el ritmo que Hitchcock involucra en espionaje a ciudadanos comunes y corrientes, entregan una película que podría haber sido un panfleto político. Ésta se convierte, en cambio, en un drama de suspenso, que lleva a meditar acerca del mundo actual.
(The Reports on Sarah and Saleem, Palestina / Alemania / Países Bajos, 2018)
TRAILER DEL FILM:
“EL AFFAIRE DE SARAH Y SALEEM”
PRODUCCIÓN:
Analia Sánchez