Película confusionaria y acelerada, como es nuestra existencia actual. Con buen planteamiento, buenas actuaciones y buena realización parece destinada a ser un clásico…
Por José Blanco Jiménez
(JOBLAR)
Miembro del Círculo de Críticos de Arte de Chile
Hay películas que me han marcado para siempre, al punto que he tenido que verlas varias veces para “entenderlas”. Y no me refiero sólo a clásicos como Ocho y medio (Otto e mezzo, di Federico Fellini, 1963), Fresas salvajes (Smultronställer, de Ingmar Bergman, 1957), o Brazil (de Terry Gilliam, 1985), sino a películas recientes firmadas por Christopher Nolan o Denis Villeneuve.
Esta producción de los Daniels (Dan Kwan y Daniel Scheinert), parece que me va a someter a la misma exigencia. El mundo del multiverso (como en las aventuras del Dr. Strange), va ganando espacio y de la ciencia ficción está pasando al ámbito de la comedia negra, puesto que Todo a la vez en todas partes pretende (y lo consigue), que el espectador siga —en varios y contemporáneos universos— las vicisitudes de una inmigrante china (Michelle Yeoh), propietaria de un lavaseco en Estados Unidos, que está siendo investigada por Hacienda debido a “inconsistencias” en sus declaraciones de impuestos y que salta de un universo a otro.
Se transforma así en una heroína (sin poderes), que debe resolver problemas aún más complicados que su situación tributaria en los 132 minutos que dura la película.
Se trata de poner en orden todas esas vidas que habría podido desarrollar y que se han desarrollado efectivamente, pero en forma paralela.
Me parece evidente que el relato es una metáfora de la vida actual. De hecho, tenemos hiperinflación informativa y ya no es extraño que el internet y los celulares nos lleven a vivir existencias paralelas en los que podríamos tener dedos de salchicha o ser especialistas en artes marciales.
También, cuando éramos niños, podíamos sentirnos responsables de salvar al mundo de fuerzas malignas y ahora sentimos las brechas generacionales que se suceden con gran rapidez.
Prueba de ello es el comportamiento de la hija (Stephanie Hsu), que —como corresponde a los tiempos actuales—, es lesbiana y su pareja no es blanca, sino mexicana (no lo digo yo; lo dice la película). Que esto choque con su abuelo tradicional y minusválido (James Hong), resulta obvio, pero la madre condescendiente deberá enfrentarse no tanto a las tendencias sexuales de su muchachita, sino a un ser perverso y peligroso de otro universo.
Lo mismo ocurre con el marido (Ke Huy Quan), que —al igual que un personaje pirandelliano—, puede ser “uno, ninguno y cien mil”. Y no hay que olvidar a Jamie Lee Curtis, como la intransigente fiscalizadora, que la persigue de una existencia paralela a la otra.
En suma: diversión confusa, pero ejemplificadora del mundo actual.
Un breve recuerdo de quiénes son los actores. Michelle Yeoh fue chica Bond en 007: El mañana nunca muere (Tomorrow Never Dies, de Roger Spottiswoode, 1997), Ke Huy Quan era el chico Short Round en Indiana Jones y el templo de la perdición (Indiana Jones and the Temple of Doom, de Steven Spielberg, 1984), y Data en The Goonies (de Richard Donner, 1985).
James Hong fue Hannibal Chew en Blade Runner (de Ridley Scott, 1982)
(“Everything Everywhere All at Once”. USA, 2022)
TRAILER DEL FILM:
“TODO EN TODAS PARTES AL MISMO TIEMPO”
PRODUCCIÓN:
Trailers In Spanish
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