“LA SRA. HARRIS VA A PARÍS”: JOBLAR COMENTA ESTRENOS DE CINE

Un cuento de hadas con todas las características que éste requiere. Pero, además, la empatía que consigue la protagonista es impagable y la puesta en escena es de gran delicadeza…

 Por José Blanco Jiménez
(JOBLAR)

Círculo de Críticos de Arte de Chile

¿Quién dijo que Frank Capra había muerto? Esta comedia, que es una adaptación de una novela de Paul Gallico, publicada en 1958, está dirigida por Anthony Fabian, pero ya el título rememora a Mr. Smith Goes to Washington (Caballero sin espada, 1939), y el desarrollo edulcorante de ¡Qué bello es vivir! (It’s a Wonderful Life!), 1946.

En efecto, los estilemas del siciliano se repiten sin pretender ocultarlos: la persona común y corriente que vence un mundo hostil gracias a su candor, el que actúa bien siempre obtiene recompensa, nadie es absolutamente malo, son los puros de corazón los que verán a Dios (y todas las otras bienaventuranzas).

En este caso, Ada Harris es una viuda de guerra que se gana la vida haciendo limpieza y costuras para clientes insoportables. En la casa de la típica dama que vive en el lujo, pero que es reacia a pagar, ve en el ropero un vestido de Christian Dior y se decide a tener uno.

Como siempre, no voy a contar la película. Fuera del hecho de que los espectadores pueden intuir el desarrollo del relato, me interesa poner en evidencia algunas lecturas que el director invita a considerar.

En primer lugar, la importancia de la alta costura como símbolo de estatus y figuración social, que Dior representaba en ese momento y que estaría a punto de “democratizarse” para el bien de la sociedad y de él mismo.

Está después la conciencia de una persona que sabe que es “nadie”, que es invisible ante los ojos de la sociedad, pero que tiene derecho a un sueño.

La película me trajo el recuerdo del cuento El capote, de Nicolás Gogol, llevado a la pantalla por Alberto Lattuada (1952), con la magistral interpretación de Renato Rascel. Los que lo conocen estarán de acuerdo conmigo.

Finalmente, representa a un personaje mítico (como Mary Poppins o Nanny McPhee), siempre dispuesta a ayudar a todo el mundo, mientras supera sus cotidianas frustraciones. Ello la transforma en un ejemplo digno de seguir.

Lesley Manville ha trabajado en muchas películas, pero hay una que me marcó profundamente. Se trata de Un amor extraordinario (Ordinary Love, de Lisa Barros D’Sa y Glenn Leyburn, 2019), en la que es la esposa de Liam Neeson y está enferma de cáncer de mamas. Tengo patente el momento que muestra sus senos marchitos y le pregunta: “¿Te vas a acordar de ellos?”.

En este caso, es una mujer mayor que —a pesar de haber sido maltratada por las personas y por la vida—, irradia solidaridad, que es capaz de seguir lo que otros podrían considerar una quimera y que me recuerda a otra gran comediante inglesa de películas de los años ‘50-‘60: Joan Sims.

La rodea un buen reparto secundario (tanto en Londres como en París), y me siento en el deber de señalar a la también inglesa Jenny Beavan, ganadora tres veces del Premio Oscar al Mejor Diseño de Vestuario: Un amor en Florencia (Room with a View, de James Ivory, 1985), Mad Max: Furia en la carretera (Mad Max: Fury Road, de George Miller, 2015), y Cruella (de Craig Gillespie, 2021). En el equipo de producción se identifica una gran cantidad de apellidos húngaros.

(Mrs. Harris Goes to Paris. UK / Canadá / Francia / USA / Hungría / Bélgica, 2022). 

TRAILER DEL FILM:
“LA SRA. HARRIS VA A PARÍS”

PRODUCCIÓN:
Trailers In Spanish

 

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