Después de Parra, post Nicanor, un diluvio de notas, fotografías, opiniones, es algo muy lógico porque se trata de un personaje importante de la poesía en idioma español. La poesía, con algunas excepciones muy excepcionales, tienta a algunas editoriales, porque el poeta no es un negocio. Nunca lo ha sido. Ventas que no alimentan a un canario. La emblemática editora catalana, Carmen Balcells, madre superiora de los editores de habla española, se tentó con Parra al final de su carrera y le visitó en Chile. Esta nota, escrita hace algunos años, habla de este encuentro, y la editora hace revelaciones de otros importantes escritores latinoamericanos.
Por Rolando Gabrielli
Desde Ciudad de Panamá
Carmen Balcells
Todas estas palabras son historia, incluidas algunas reflexiones particulares. Es un poco la cocina del complejo mundo editorial y cabe destacar que Parra no era “apreciado” realmente por las editoriales españolas, porque su poesía está más cerca del mundo anglosajón, donde proviene una importante influencia de su obra. Sin embargo, la Buda de papel, como la he bautizado en esta nota, viajó al sur del sur de las Américas a hablar de contratos, negocios y a pactar con la poesía parriana. No leamos esta nota más que con la pasión, humor, de todo lo que ponía Nicanor a sus poemas y vida. Las anécdotas a veces suelen ser más que anécdotas.
Gabriel García Márquez y Carmen Balcells
Es la dueña de la obra de papel, escrita, de Gabriel García Márquez, Isabel Allende, Mario Vargas Llosa y de un centenar de escritores más o menos famosos, los que encabezan la trilogía de su carpeta de presentación. Hablamos de la editora catalana Carmen Balcells, quien, se dice, inventó el Boom editorial latinoamericano y dirige la empresa más grande en tamaño y prestigiosa, en el idioma castellano. Aún frisando los 80 años, montada en su silla de ruedas, viajó a Chile, cruzó el charco y la Cordillera de Los Andes, para hacer nuevos negocios y, con su ojo de lince, fichar futuros clientes. Si bien ya tenía la representación de Pablo Neruda, digitalizará toda su biblioteca y espera conectar el acervo de la Fundación Pablo Neruda 24 horas al día con Barcelona. El proyecto incluye a México y desde luego, a Santiago de Chile.
No descansa, pero no quiere contar su verdadera historia, ni escribir una biografía, ni saber nada sobre compromisos literarios sobre sí misma. ¿No será que le teme a algún agente literario?
Gabriel García Márquez, Jorge Edwards, Mario Vargas Llosa, Carmen Balcells, José Donoso y Ricardo Muñoz.
LA TÍA BALCELLS
Casi titulé esta nota: “La tía Balcells se confiesa”, pero como lo hace a medias, consideré que era demasiado, y preferí lo del Buda, porque es un personaje enigmático que guarda muchos secretos y sólo cuenta la parte cosmética de la receta de ser como un detective de las letras. Un buscador de palabras, historias, donde nadie pareciera verlas, más que su propio autor. Aparentemente tiene la capacidad de entrar en una mina de carbón y salir no sólo sin manchas en sus guantes, sino sacar a la superficie un flamante diamante. Ella lee, lee, reúne pruebas como un agente privado y luego procede a conversar con el autor y a proyectar el negocio.
¿La literatura es mercado o aventura del lenguaje? ¿Sólo los mamuts, elefantes o hipopótamos respiran en el mercado? ¿La poesía no forma parte de la ley de la oferta y la demanda?
Entre sus confesiones, dice que el lucro es lo que le anima, “no está programada su empresa para hacer proyectos sin fines de lucro” y menos en el cine.
En su más reciente entrevista a El Mercurio, de Chile, de donde tomamos algunas respuestas y parte de este enfoque, reveló que en Chile le tienen un odio feroz a Isabel Allende, envidia, porque vende muchísimo y sus tirajes de primera edición son de 125 mil ejemplares. Aunque creo que los escritores deben participar en concursos, dijo, para Isabel Allende eso no era relevante, porque ganaba más vendiendo su obra. Pero para la Balcells no hay nada como García Márquez, quien le representa el 32 por ciento de sus ganancias. Es un pura sangre de la literatura mundial. Corre solo y por los palos, aunque muchos comentan que ya está de retirada. Se especula que no escribirá más. ¿Cómo saberlo? Nadie escribe lo último hasta que pone la última palabra y no es fin.
SOÑABA HACERSE RICA
Fue secretaria antes de iniciarse en el negocio editorial y en una ocasión reveló a Clarín de Argentina, que su sueño era hacerse rica. “Mi obsesión —señaló—, es tener el suficiente dinero, para no pensar más en él. Siempre he sentido fascinación por el dinero, por el poder que da, la libertad de actuación que te otorga. Cuando he visto cosas que podían incrementar mi economía, me he acercado a ellas”, dijo al diario Clarín, sin ningún remordimiento. ¿La conciencia es para los inconscientes?
Ella se sorprende, sin ser rica, como ha dicho, de que los derechos de autor le hayan permitido vivir como vive. Xavi A Yen le hace una pregunta simple: “¿Siempre quiso ser agente?”. Y ella responde: “Tengo más vocación de poderosa que de agente literaria. Sucede que, cuando veo pasar a alguien con talento por delante de mí, me faltan sombreros para quitármelos. Pero yo lo que quiero ser de mayor es poderosa de verdad, de esa docena de personas que sientan a los presidentes a sus mesas y deciden nuestro futuro sin que nosotros lo sepamos”.
Pero Carmen Balcells hizo una hazaña que cambió el mundo editorial y ello también se lo cuenta a Clarín. Es lo que la convirtió en este intocable y reverenciado Buda, sin duda. Fue su gran movida en el mundo editorial y cambió las reglas del juego.
—¿Puede explicarnos cómo revolucionó el panorama mundial de la edición?
—Cambié las reglas del juego, con ayuda del abogado Molas, que fue providencial en mi vida. Creé por primera vez dos elementos nuevos en los contratos: límites geográficos y de tiempo. Antes, las novelas se vendían a un editor para toda la vida y en todo el mundo. Fue un hallazgo que me dio gran seguridad, hoy es el procedimiento habitual en todo el mundo. Imagínese: los herederos de Neruda todavía hoy cobran una cantidad de la que se puede vivir. Con el sistema anterior, Neruda habría cobrado una sola vez por cada uno de sus libros.
EL AUTOR DE «BLANES»
NO ESTUVO EN SUS PLANES
La verdad es que Carmen Balcells me recuerda a mi abuela catalana, Enrica Serra i Miró, por su carácter, temple, pelo, mirada, agallas y toda la historia mediterránea que sale por sus ojos y conversa su lengua catalana. Llevan la aventura y el coraje en la piel. A los catalanes les llaman los judíos de Europa. No lo sé. Lo he escuchado varias veces. Pero en un mundo donde los libros tenían pantalones de hombre, esta mujer se la ha jugado con el pie en el acelerador. A su manera, cantaba Frank Sinatra.
Y Clarín sigue preguntando:
—¿Cómo consiguió que los editores aceptaran sus nuevas reglas?
—Cuando tienes un autor como Gabriel García Márquez, puedes montar un partido político, instituir una religión u organizar una revolución. Yo opté por esto último. Pero no se crea que fue fácil: me atacaron por todos lados. Me consta que en una reunión en la sede del Gremio de Editores, se dijo textualmente: “Hay que acabar con esta señora”. En esa reunión, se plantearon hacerme el boicot, es decir, que todas las editoriales de España dejaran de tratar conmigo. Tengo entendido que uno de esos editores salió en mi defensa: José Manuel Lara.
Y yo pregunto, finalmente, ¿cómo se le escapó a Carmen Balcells el autor estrella de Blanes, Roberto Bolaño, nacido en Chile, residenciado en México hasta la médula, y convertido en polvo en el Mar Mediterráneo?
Estaba ahí a unos cuantos metros, en la mismísima Cataluña, haciendo señas de ahogado, peleando contra el mundo, ignorado por los del Boom, a excepción de Vargas Llosa, y escribiendo la otra cara de la moneda literaria en habla castellana.
Cosas veredes, Sancho…
EN EL VIÑEDO DE PARRA
La editora española, Carmen Balcells, visitando Chile por negocios, se encontró con Nicanor Parra y se enamoró apenas lo vio (en el acto), según confesó al diario La Nación, de Chile. Parra es el poeta más importante del habla castellana en términos de renovación del lenguaje poético y a unos meses de cumplir los 95 años, en su retiro del mundanal ruido en el balneario de Las Cruces, construye un antimuseo a unos cuantos minutos de Isla Negra, residencia de Pablo Neruda.
Parra, un poeta conocido en Estados Unidos, Chile, en América Latina, que visitó en el tiempo de la Guerra Fría, Cuba, China y la ex Unión Soviética, sólo tuvo el reconocimiento de España con el Premio Reina Sofía, cuando se aproximaba, a sus propios riesgos, a los 90 años. Es el poeta mayor de nuestra lengua por lo que ha significado su antipoesía en el último medio siglo. Si hablamos en términos de renovación de la poética en castellano a partir del nicaragüense Rubén Darío, derivamos en Pablo Neruda y ahora es el turno de Parra.
La poesía no vende, con excepción de Neruda, quien está en la gran carpeta de Balcells, pero Parra, autor de Cancionero sin nombre, Poemas y antipoemas, Versos de salón, La cueca larga, Obra gruesa, Hojas de Parra, Canciones rusas, es un clásico vivo, un ícono que trasciende las fronteras del castellano.
Vicente Huidobro fue el primero de los poetas chilenos en significar en Estados Unidos, después Neruda, la Mistral y Parra, aunque también Díaz Casanueva, Gonzalo Rojas, Oscar Hahn recientemente y David Rosenmann-Taub, quien vive hace décadas.
Los poetas llegaron antes que los prosistas a Estados Unidos, un mercado cerrado para el castellano, aunque allí estuvo José Donoso, Fernando Alegría y vive Isabel Allende. Sin embargo, fue post Roberto Bolaño, con Los detectives salvajes y 2666, quien ha vuelto a derribar el muro de la lengua anglosajona erigido ante los escritores del idioma castellano.
Ariel Dorfman reside y estrena sus obras en Estados Unidos y Antonio Skármeta, autor del best-seller sobre el amor de Neruda en Capri, que obtuvo un Oscar con la película El cartero de Neruda.
Pero ningún narrador entró al mercado con la fuerza y éxito del autor de Las putas asesinas, Nocturno de Chile y Estrella distante.
QUIERO DIFUNDIR SU OBRA
Ahoram Carmen Balcells está interesada en la obra de Nicanor Parra y ha sido rotunda: “Quiero difundir la obra de Parra”. No sólo favorecerá a uno de los eternos candidatos al Premio Nobel, un viejo profesor universitario de mecánica racional (avanzada), que estudió en Estados Unidos e Inglaterra, y sometió a la poesía al verso endecasílabo.
Parra comenzó a darle cuerda a su propio instrumento para sacarle música hasta que de pronto su ratón saltó a los brazos de Hamelín, como si se mirara al espejo de la antipoesía. La antipoesía es una nueva retórica, que se enfrenta al yo nerudiano, su solemnidad, y se atraviesa en el mundo como si quisiera decir lo que el cine mudo no pudo expresar con palabras. La antipoesía tiene como materia prima la provocación al establecimiento, donde quiera se encuentre, y no obedece a otra lógica que un continuo detonante de su entorno, de cabeza a pies estremece el cuerpo —un organismo que conoce y desconoce al mismo tiempo—, es corrosiva, privilegia las contradicciones, no se suma a nada y su verso es el de un francotirador confeso. Posee un fuerte componente de humor negro, no se apiada ni del silencio, enfrenta las máscaras con su propia persona.
UN AUTOR MUY CHILENO Y UNIVERSAL
Parra es un poeta muy chileno, por el uso de la cultura popular, criollismos, modismos, el lenguaje de la calle vivo y universal porque utiliza todos los recursos del lenguaje y nos habla de un hombre de carne y hueso existente en cualquier lugar del planeta.
Parra es un poeta de manifiestos, llega tarde a la guerrilla de los grandes poetas históricos: Huidobro, Neruda y De Rokha, pero se instala en su propio escenario donde dispara a diestra y siniestra en el estricto orden de los términos. Fue una época de francotirador repudiado por la izquierda oficial chilena, de enormes contradicciones personales, aislamiento, ferocidad verbal, para quien se abría paso y buscaba el trono mayor de la poética chilena. Era difícil atravesar el Desierto de Atacama, saltar la Cordillera de Los Andes o cruzar a nado el Océano Pacífico, ignorando Isla Negra. Parra se montó en su aventura antipoética y se lanzaba con su paracaídas en los momentos más difíciles, que le produjeron aislamiento y también dividendos.
Leer su poesía es comprender y detenerse de alguna manera en la Guerra Fría, aunque Parra no es esencialmente un poeta político por definición, sino un intérprete de las dos caras de la moneda, aunque él suele quedarse con ninguna.
Siento que la antipoesía de Parra no ha gustado ni ha sido comprendida en España. Es un pálpito, porque no puede ser tan olvidada por el Premio Cervantes, que prestigiaría la lengua de don Miguel.
Carmen Balcells si da el paso de incorporar a Parra a su mercado, tendrá a los dos poetas más significativos y retóricos de Chile y del habla castellana del siglo XX, aunque Parra está vivito y coleando en pleno siglo XXI. Desde luego no podemos olvidar en el balance histórico de la poesía chilena a Huidobro, la Mistral, De Rokha, Gonzalo Rojas y en secuencia Lihn, Millán, Hahn, Teillier y una serie de poetas que conforman un período excepcional de nuestra poética y que sería largo y tedioso de enumerar, con el riesgo además de ser arbitrario.
HIJOS DEL EXILIO
Hoy hablan el castellano más de 450 millones de personas en el mundo. Todo idioma está vivo por los pueblos que lo hablan, enriquecen, recrean, escriben con creatividad y lo han convertido en su principal identidad y divisa de intercambio cultural.
La diáspora en América Latina es rica en expresión variada en geografías y somos un gran continente de exilios e inmigrantes. En todo magno evento de la lengua, debiera estar ese universo tan ignorado y que proyecta la lengua por el mundo.
Cien años de soledad se escribió en México, Los detectives salvajes y 2666 en Blanes, aunque tienen su origen en México y otros países, Rayuela en París, El obsceno pájaro de la noche, en Barcelona, Los pasos perdidos, El siglo de las luces, en Venezuela, Consagración de la primavera, París, Altazor, Salamandra, en India, etc.
Son numerosas las obras y escritores como el magnífico Onetti que vivieron su exilio hasta el final de sus días escribiendo.
No perdamos esta lengua que mezcla las patrias de todos los exilios. La lengua migra con las personas y se instala en una nueva dimensión, muchas veces se contamina, otras casi enmudece, se silencia a medias, pero nunca deja de estar presente en la memoria, porque el abecedario tiene olores, colores, un sabor inconfundible.