“NIDAL” – JOBLAR COMENTA ESTRENOS DE CINE

Documental puramente visivo y sin música ambiental ni accidental. Se escucha sólo el rumor de la naturaleza o el ruido producido por el hombre. ¿Se paga el precio del progreso o, simplemente, se está diciendo que el antropoceno avanza velozmente para destruir el habitat?…

Por José Blanco Jiménez
(JOBLAR)

Círculo de Críticos de Arte de Chile

La arena de la duna que fluye recuerda la de una clepsidra que registra el tiempo que pasa. Después, la presencia de automóviles que transitan sobre ella espanta a las gaviotas y consigue que se asome una lechuza sorprendida. Son señales que la naturaleza está cediendo el paso al peor de los depredadores del planeta Tierra: el ser humano.

La cita ornitológica del Colectivo Tucuquere me recordó tanto a un ave nocturna de El desierto viviente (The Living Desert, una de las Historias de la Vida Real de la productora Disney, 1953), que sigue la danza de los escorpiones, como al avestruz de El fantasma de la libertad (Le fantôme de la liberté, de Luis Buñuel, 1974).

Es decir, a tácitos testigos de una realidad misteriosa e inexplicable que se debe aceptar sin mayor raciocinio.

Primero son las huellas de los neumáticos, después las orugas de vehículos pesados. Las playas, donde retozan los lobos marinos o donde lucen las nalgas las bañistas en colaless, darán paso a enormes edificios en cuyas ventanas se reflejarán las olas.

No sé por qué esta película —realizada por Josefina Pérez-García y Felipe Sigala—, se intitula Nidal, pero me imagino que alude a un lugar donde hay nidos. Y, en efecto, era un lugar donde anidaban los pájaros y ahora anidan los veraneantes en las fortalezas que asemejan a los nichos colectivos de un cementerio.

El tren y la refinería informan al espectador que allí el progreso llegó mucho antes. En Chile, se habla de “zona de sacrificio” y el hombre convive con la contaminación como parte del ejercicio de su “libertad de descansar”. Además, basta un tsunami para que todo deje de existir.

Las dunas van desapareciendo como también la fauna en este acelerado antropoceno que no augura un futuro poco placentero. Incluso, los fuegos artificiales finales parecen no indicar un buen inicio de otra etapa, sino más bien un funeral narco.

¡Muy buena fotografía y montaje! El rey y señor es el plano secuencia matizado por la presencia de drones o parapentes que atraviesan “el cielo azulado”, que cada día se vuelve más gris. Los pequeños sobrevivientes ocupan, en cambio, los primeros planos.

(Nidal. Chile, 2021).

 TRAILER DEL FILM:
“NIDAL”
 

PRODUCCIÓN:
FCOM UDD

 

 

 

 

 

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